Sonsierra, Ramón Bilbao y Luberri, iconos de la D.O.Ca. Rioja, buscan nuevos mercados sin alejarse de la tradición que les ha permitido ser referencia en esta Denominación de Origen.

Ahora que el boom de la innovación se ha instalado de forma definitiva en el mundo de los vinos, hasta las bodegas con más historia han decidido alejarse, cada una a su manera, de los clásicos para satisfacer las nuevas tendencias.

El cambio se percibe también en la especie de ‘renovación tranquila’ que experimentan en la D.O.Ca. Rioja, la ‘marca’ por excelencia del vino español. Basta con estudiar las últimas propuestas de tres de los iconos de esta región, como son Sonsierra, Luberri y Ramón Bilbao. ¿Renovarse o morir? Sí, pero con matices.

Bodegas Sonsierra fue una de las primeras en romper todos los moldes cuando decidió encargarle a David Delfín el diseño de una botella que se asemejaba a un jarabe. “Somos una bodega con mucha historia en La Rioja, pero ahora nos caracterizamos por ser distintos, de ahí nacen ideas como ésa”, asegura Pedro Díez, director general de la bodega. Y, según reconoce, la apuesta da resultados: “El diseño de la botella de David Delfín nos ha abierto muchas puertas”.

Sin llegar tan lejos, en Ramón Bilbao también tienen claro que el mercado cambia de forma constante. “Desde 1994 hemos hecho los vinos según mandan los cánones. Pero ahora queríamos hacer un vino diferente, utilizando los mismos elementos”, afirma Paula Zúñiga, su directora de marketing. Esta bodega trajo a Málaga ‘Mirlo’ de 2005, un vino que se procesa aplicando las nuevas tecnologías tanto en la elección de las uvas como en la selección de la cepa. “Si funciona en este vino, lo aplicamos al resto de nuestros vinos”, añade Zúñiga.

En el siguiente escalón aparecen bodegas como Luberri, que aspiran a cambiar sus métodos sin moverse de las posiciones que le han permitido llegar hasta aquí: “Nuestros vinos ni clásicos ni modernos: aspiramos a hacer caldos elegantes y frescos, pero que no sean todo fruta”.